Siempre me llamaron la atención las maratones. Esos 42 kilómetros en asfalto, ese tipo de desafíos de alta resistencia, me parecían alucinantes.

Un día decidí dar ese salto de fe. Me preparé para enfrentar la prueba, sin saber que lo que estaba a punto de iniciar era mucho más que una competencia… era un reencuentro profundo conmigo misma.

Más allá de la línea de meta

El día que crucé la meta fue hermoso, sí. Pero lo verdaderamente significativo fue todo lo que pasó antes: el proceso, la preparación, las dudas, los miedos, los vacíos que aparecieron.

Descubrí que el verdadero reto no era físico, era interno, era con mis propios demonios y mi sombra.

¡La maratón se convirtió en la metáfora perfecta de la vida!

Entendí que lograr algo verdaderamente valioso implica compromiso, pasión, entrega... y sobre todo tiempo.

Tiempo para derrumbar esas corazas internas y atreverme a ser quien realmente soy.

Un viaje compartido

Recuerdo a mi amigo Alejandro, quien viajó conmigo desde Cali a Medellín. Compartimos esa experiencia juntos.

Fue nuestra primera maratón y lo vivimos como una gran aventura. Ahí entendí el valor del trabajo en equipo, del apalancamiento emocional y del apoyo mutuo.

Aprendí que correr acompañado, incluso en silencio, te da fuerza.

Del ego al alma

La maratón también me reveló el poder que tiene la mente. En esos momentos duros, cuando el cuerpo duele y la mente grita que pares, es cuando debo de tomar el control.

Decidir seguir, incluso con miedo, incluso con dolor. Porque sabes que hay algo más grande guiándote: tu compromiso contigo.

Ahí es donde ocurre el breakthrough: el momento donde dejas de ser quien eras y eliges en quién quieres convertirte.

  • De quien decía “otro día será” a quien elige vivir el ahora como si no hubiera un mañana.
  • De quien vivía sin rumbo a quien tiene una visión que incluye a otros.
  • De quien no confiaba en su sombra a quien abraza su luz y su oscuridad con honestidad.

La vida en subidas y bajadas

La maratón me enseñó a valorar los contrastes de la vida. A preguntarme:

¿Dónde paso más tiempo, en las bajadas o en las subidas? ¿Me quedo en la zona cómoda o me lanzo a los desafíos?

Empecé a ver la vida con más equilibrio, agradeciendo cada momento, cada persona, cada experiencia creada.

Me gusta retarme. Salir de la zona de confort.

Pero también sé que hay una parte de mí muy sensible y frágil que me acompaña siempre. Lloro fácil. Me conmueve todo. Siento mucho y expreso poco.

Y esa también soy yo. Luz y sombra. Fortaleza y sensibilidad.

El ego como dragón interno

Mi ego… ese dragón controlador, miedoso, astuto, que siempre intenta tomar el control. Lo conozco bien.

Y por eso hago deporte, corro maratones y me enfrento a desafíos: para recordarme que quien manda soy yo, no él.

El deporte me ha dado la fuerza mental y emocional para resistir, para confrontarme y crecer.

Y en este mundo de gratificación inmediata, eso vale oro.

La verdadera pregunta para un Finisher

Cuando veas a alguien cruzar la meta, no le preguntes de inmediato:

¿Cuál fue tu PR?
Mira más allá. Hazle preguntas que conecten con su alma:

  • ¿Qué significó esa medalla?
  • ¿Qué atravesaste?
  • ¿Qué descubriste en el camino?

Para mí, al final, no se trata de recorrer 4.5k, 15k o 42k.
Se trata de que, en la meta, te espera esa persona que elegiste ser.

¡Y esa… esa es la verdadera magia de la maratón!

Tips para vivir tu primer gran desafío como un ritual de transformación✨

Aquí te dejo algunos consejos esenciales, no solo para sobrevivir a tu primera carrera de resistencia, sino para vivirla como lo que realmente es: una oportunidad de reconexión, coraje y expansión personal junto a tu sombra.

1. Arranca con conciencia, no con euforia
Es fácil dejarse llevar por la emoción del arranque y querer salir como una bala. Pero este camino se honra paso a paso, con presencia. Avanza de manera progresiva, sin perder la cabeza ni tu energía vital en los primeros kilómetros.

2. Menos es más: viaja ligero
Corre con lo justo. El minimalismo no es solo práctico, es una filosofía. Cuanto menos lleves por fuera, más espacio tendrás para escuchar lo que pasa dentro de ti. El foco no está afuera, sino en lo que despierta esta experiencia en tu alma.

3. Nada nuevo el día de la carrera
Ni ropa, ni zapatos, ni geles, ni ritmos desconocidos. Ese día no es para improvisar. Ese día es para honrar lo que entrenaste y confiar en lo que construiste. No te sabotees experimentando lo que no conoces.

4. Cuida tu templo
Protege tu cuerpo con conciencia: curas en los puntos de roce, vaselina en zonas sensibles, hombres cinta para las tetillas, protector solar si hay sol, estiramiento antes y despues por favor… esos detalles pueden marcar la diferencia entre una carrera llevadera o un suplicio.

5. La pasta es tu aliada
Una buena porción de carbohidratos como pasta el día anterior puede ser tu gasolina para largas distancias. Recuerda, no es solo correr, es alimentar tu energía de manera estratégica.

6. Corre por algo más grande que tú
Tu verdadera motivación debe ir más allá del reloj o la foto de llegada. Corre por una causa, por una historia, por alguien que amas, por la versión de ti que quieres honrar. Cuando tengas claro el “para qué”, no habrá muro que te detenga.

7. Prepárate para todo, pero espera lo mejor
Sí, los imprevistos existen #shithappens: dolores, calambres, bajones… pero no te encierres en el miedo. Mira cada desafío como parte del juego. Y aún así, apunta alto, sueña grande. Siempre pregúntate:
¿Qué es lo mejor que podría pasar?
Porque creer en lo peor es tan loco como creer en lo mejor ¡Tú decides a qué le das poder!

“Si estás perdiendo la fe en la naturaleza humana, sal y mira un maratón.”
—Kathrine Switzer

¡Muchos Éxitos en tu carrera RQ!

Ya es extraordinaria...Solo acaba cuando termina GO, GO, GOOO!